Llevamos unos años en los que no paramos de hablar de la economía china: de su increíble tasa de crecimiento, de su asombroso superávit de la balanza de pagos, de su futuro como la primera economía del planeta. Los que la visitan vienen impresionados por su vertiginosa capacidad de cambio, por sus inmensas ciudades y fábricas, por las posibilidades de un mercado de 1.200 millones de personas. China nos impresiona y empieza a ser percibida no solo como un socio económico, sino como un competidor en muchos mercados y, en algunos casos, como una amenaza estratégica.
Sus  fundamentos macroeconómicos son clásicos: China está siguiendo una  estrategia de crecimiento "hacia afuera". Una estrategia clásica que han  seguido todas las economías con escasos recursos naturales (Reino  Unido, Alemania, Japón), que les está dando unos magníficos resultados,  pero que es, dado el tamaño de China, insostenible en el largo plazo por  tres razones a tener en cuenta. En primer lugar, porque implica un  permanente déficit de balanza de pagos, con el consiguiente  endeudamiento, de las demás economías. En segundo lugar, porque se basa  en bajos costes laborales, bajos niveles de consumo y una moneda  devaluada, con una inmensa acumulación de capital que no se está  distribuyendo equitativamente. Esta situación a medida que crezca la  renta per cápita se traduce en desequilibrios internos (inflación,  desigualdad personal de la renta) que, mezclados con bajos niveles de  productividad media y un sistema financiero con daños desconocidos, así  como la "amenaza" de una transición democrática pendiente que, por la  ley de las clases medias, tarde o temprano llegará, determinará un  cambio de orientación de la política económica. Finalmente, esta  estrategia es insostenible porque hay otros países emergentes, con  menores niveles de renta per cápita, que empiezan a competir con ella.  China tiene, pues, que cambiar su modelo de crecimiento porque los  desequilibrios que genera, y más si tenemos en cuenta su tamaño, no son  sostenibles ni internamente, ni para el conjunto de la economía mundial.  Y un inicio de este cambio bien puede empezar por una revaluación de su  moneda frente al dólar. Algo que inevitablemente no puede tardar. Su  problema es que incentivar el crecimiento interno puede llevarles a  recalentar su economía, algo que tienen que evitar si no quieren perder  competitividad exterior también por la vía de los precios. De cualquier  forma, su reorientación tardará años. ¿Cómo ha logrado China seguir esta  estrategia de crecimiento? ¿Cuáles son los fundamentos microeconómicos  de la economía china para dar estos resultados? Dicho de otro modo, y es  una pregunta recurrente, ¿cómo ha logrado tener tan altos niveles de  ahorro con una renta per cápita tan baja mientras que los españoles con  rentas 4,5 veces superiores no ahorramos? La clave está en tres  diferencias importantes en el comportamiento de los agentes económicos  chinos en comparación con los occidentales. En primer lugar, las  familias chinas, precisamente por su bajo nivel de renta, no pueden  acceder fácilmente a financiación, por lo que para comprar bienes  duraderos (un abrigo o una vajilla) previamente han de ahorrar. Es  decir, se comportan como hacían los españoles de los sesenta: solo  cuando tenían la "entrada" de un piso, el banco les financiaba el resto.  En segundo lugar, a pesar de ser un estado comunista, los chinos no  tienen un estado del bienestar generoso: para comer y tener techo, los  trabajadores chinos tienen que dar agotadoras jornadas laborales.  Exactamente como hacían nuestros padres en la España de los sesenta. Y,  finalmente, el Estado chino es, además de totalitario,  administrativamente centralizado y tienen una política económica  diseñada para el largo plazo. Algo parecido a la España de los sesenta.   
En definitiva, lo que China está haciendo no tiene nada de milagroso, ni de anomalía histórica, pues ya fueron la mayor economía durante siglos. Lo que sí me preocupa es que no evolucionen en derechos y libertades, porque tan importante es tener renta suficiente como tener libertad. Lo malo es que eso no se puede prestar.
Fuente: diariocordoba
--Daniel Escobar
EES
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