martes, 23 de noviembre de 2010

Toda nuestra historia (económica) resumida en 365 días


Imaginad que comprimís el último millón de años de la historia de la humanidad en sólo un año.

Cada día equivale, entonces, a 3.000 años. 2 años es un minuto.

En esta escala temporal comprimida, nuestros ancestros usaron el fuego por primera vez en algún momento durante la última primavera. Hasta finales de octubre, nuestros antepasados todavía manipulaban las herramientas de piedra más básicas; los seres humanos biológicamente similares a nosotros, los Homo sapiens, aparecieron más o menos a mediados de noviembre.

Alrededor del 19 de diciembre surgieron los comienzos de la civilización: pinturas rupestres y sepulturas. No fue hasta el 27 de diciembre cuando hubo pruebas de la existencia de agujas de coser, lanzas arrojadizas o el arco y la flecha..
En las últimas horas del 30 de diciembre, la economía mundial era diez veces mayor que veinticuatro horas antes, un período abarcado por el colosal reinado de los faraones egipcios. El Imperio chino duró la mayor parte del 31 de diciembre, tiempo durante el que se produjo el auge y la caída del Imperio romano, y luego Europa avanzó a través de la Edad Media. El tamaño de la economía mundial aumentó otras diez veces entre el comienzo de la víspera de Año Nuevo y las siete y media de la tarde, momento en el que Colón descubrió América. Entonces, el crecimiento se volvió aún más rápido, y la economía mundial creció otras diez veces entre las siete y media de la tarde y las once y veinte de la noche, cuando comenzó la Primera Guerra Mundial.
En los últimos cuarenta minutos (el resto del siglo XX), la economía mundial se expandió otras 10 veces.

Si se mantienen los ritmos de crecimiento, la próxima expansión del orden de 10 veces más se habrá completado aproximadamente a los 25 minutos pasada la medianoche.

Fuente: Genciencia

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Daniel Escobar
EES

jueves, 18 de noviembre de 2010

El euro vuelve a temblar por Irlanda


Aumenta la presión para que Irlanda pida formalmente un rescate a fin de evitar una corrida sobre la moneda única europea, el euro.

El comisario de Finanzas de la Unión Europea (UE), Olli Rehn, reconoció este miércoles la existencia de planes en camino para un rescate de la economía irlandesa.

El gobierno de Irlanda, por su parte, insiste en negar categóricamente que necesite tal rescate, pero ha admitido que hay negociaciones para tranquilizar a los mercados financieros.

Como parte de estas negociaciones, Dublín ha aceptado que la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) visiten Irlanda para discutir la crisis.

El euro está otra vez en la cuerda floja.

Un año, muchas crisis

En la primera mitad del año fue Grecia y el temor a que arrastrase a los 16 países que conforman la eurozona, aquellos en los que la moneda es el euro.

En mayo la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional salieron al rescate de Grecia y calmaron la turbulencia de los mercados financieros.

En las últimas dos semanas, una crisis similar está asediando a la República de Irlanda.


La primera mitad del año fue la crisis de Grecia la que hizo temblar la moneda única europea.

Según el presidente del Consejo Europeo, Herman Von Rompuy, se trata de una crisis de "supervivencia de la zona euro".

De ahí la presión para que Dublín acepte una operación que termine con la turbulencia que se ha instalado en los mercados financieros, que además ya tienen en la mira a Portugal.

La crisis ha encarecido los préstamos a este país que forma parte de ese eslabón débil del euro, los llamados Piigs (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España).

Ay, los bancos

El comisario Rehn indicó que están contemplando un plan "concentrado en la reestructuración del sector bancario irlandés".

El rescate sería de unos 100.000 millones de euros, la mitad de los cuales irían a los alicaídos bancos irlandeses, hundidos por la fiebre de especulación que estalló con la crisis financiera mundial de 2008.

En septiembre, el gobierno del primer ministro Brian Cowen anunció que el costo de rescatar al Banco Anglo-Irlandés, la institución bancaria más endeudada del país, podría ascender a US$45.000 millones.

Este rescate aumentó el déficit fiscal del país a un 32%, el más alto de la UE.

Una crisis de la eurozona, que representa más del 75% del PIB de la UE, tendrá un fuerte impacto sobre los 27 países que conforman la unión, usen o no el euro. Una crisis de la UE tendrá repercusiones globales.

Marcelo Justo, BBC Mundo

Pero ése no es el único banco que está en dificultades. Se calcula que la ayuda pública total al sector bancario ha superado los US$300.000 millones.

El problema es que hay elecciones en la República de Irlanda y el gobierno no está muy entusiasmado en recibir una ayuda que le daría armas a la oposición en tanto sería concederle al Banco Central de Europa y al Fondo Monetario Internacional el papel de virtuales veedores de su economía.

¿Quién paga?

El dinero saldría de las arcas de la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera, constituida tras la crisis griega con un fondo de unos 440.000 millones de euros.

La presión sobre el gobierno es muy fuerte porque el temor a un efecto contagio es enorme.

Y es que la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera tiene sus límites.

Está lidiando con Grecia, puede rescatar a Irlanda y llegar a evitar una debacle de Portugal, pero si la crisis se expandiera a España o Italia, cuyas economías son sensiblemente mayores, la situación se volvería crítica.

Grecia es un 2,3 % del PIB de la Unión Europea: España ronda el 8,8%, Italia es el 12,8 %.

En este sentido es una crisis de círculos concéntricos, como las ondas que hace una piedra arrojada de canto al agua.

Una crisis de la eurozona, que representa más del 75% del PIB de la UE, tendrá un fuerte impacto sobre los 27 países que conforman la unión, usen o no el euro.

Una crisis de la UE, el bloque económico más importante del planeta, tendrá repercusiones globales.

Fuente: BBC Mundo

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Daniel Escobar
EES

Personal savings rate: worse than we thought



FORTUNE -- The long decline of the savings rate in the United States has been widely discussed, yet every revisit of the data brings new cause for alarm. Hedgeye recently provided its clients a chart showing savings as a percentage of GDP. In the 1970s and 1980s savings were in the 5 - 7% range. In the decades since, personal savings have declined to the 1 - 3% range.

Many pundits suggest the decline in savings is a non-issue, while others, more on the extreme, believe that it one of the primary economic issues currently facing the United States. While the implications can be debated, the fact remains that the savings rate has declined dramatically over the past few decades and is among the lowest of any modern nation state.

As a refresher, the basic formula used to calculate savings rate is as follows:

(Disposable Personal Income -Taxes - Expenditures = Savings) / Disposable Personal Income

The Bureau of Economic Analysis keeps this statistic via its NIPA (National Income and Product Accounts) savings rate. The expenditures include interest payments, but exclude mortgage payments.

Critics of this calculation suggest there are a couple of major factors that are excluded that should be included, which are primarily: homes and capital gains on stock sales. Specifically, as we purchase a home and pay down our mortgage, and the home appreciates in value, it is a form of savings. And as it relates to stock sales, when we realize capital gains this increases our net worth and, ostensibly, our savings.

Despite the debate over calculations, the savings rate is still a decent proxy for the American consumer's savings rate and, more importantly, the direction of those savings, especially as it has been calculated with some consistency by the Department of Commerce, over time.

As the Federal Funds Rate -- a rough proxy for the interest earned in savings accounts -- has decresed, so, too, has the rate that American consumers have saved. Logically, this makes sense as consumers have shifted out of savings accounts due to the declining rate of return.

In the short term, the savings rate has increased slightly, but based on the long term trend of interest rates down and savings rate down, it seems that a more sustained increase in savings is unlikely until consumers incentivized to save via higher interest rates. Given the recent rhetoric from the Federal Reserve, it seems unlikely that we will see a meaningful increase in interest rates anytime soon.

In the alarming chart above, we've outlined the broad savings rates within the U.S. economy. This is a combination of consumer based savings, government savings via surpluses (or lack thereof), and corporate savings. In early 2009, savings in aggregate as a percentage of GDP went negative for the first time since 1952, and has continued its downward trend.

One potential economic risk to the low savings rate is that U.S. consumers retrench and opt to change their consumption patterns and instead of spending, they aggressively begin to save. This would be a "reversion to the mean" theory of savings and is a somewhat fanciful idea absent an increase in interest rates.

A larger issue facing the United States in increasing its savings rates relates to demographics. Specifically, old people save less than young people. So, as a population ages the savings rates will naturally decline, and create headwinds to increasing that rate. In the United States, the population is clearly aging. According to a 2006 report on demographics from the United States Congress, by 2025 18% of the population will be over 65 years old, versus 12% in 2000.

More broadly, the primary risk of a lack of savings in the United States, be it personal, corporate, or governmental, is an inability to fund, via domestic means, the large deficits being run by the federal government -- currently at north of 10% of GDP. Specifically, if we do not have enough savings to buy our own government debt, then we will have to rely on foreigners to purchase that debt.

What's worse: foreign oil, or foreign creditors?

While the issue of dependence on foreign oil is accurately raised as a real economic and strategic risk to the United States, what about this risk related to a dependence on foreign debt financing? The combination of a low domestic savings rates and lack of government savings (i.e., a massive deficit) means that the United States will continue to rely on foreign financing to bridge deficits well into the future.

The future reliance of foreign financing can be alleviated in a few ways: a dramatically increased savings rate, economic growth that narrows the gap, an increase in tax revenues to pay for the deficit, aggressive austerity measures that reduce budget deficits. Currently, none of these seem very likely to change.

Source: By Daryl G. Jones

Daryl G. Jones is the Managing Director of Risk Management at Hedgeye, a research firm based in New Haven, Conn. His colleague Darius Dale also contributed to this column.

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Daniel Escobar

EES

martes, 16 de noviembre de 2010

¿Qué nos deja la cumbre del G20 en Corea?

Terminó la reunión del G20 en Seúl y tal como se esperaba, sin muchas precisiones con capacidad de incidir en la marcha de la economía mundial y sí con incertidumbres sobre el futuro inmediato ante el desorden generado por la crisis mundial, que vuelve a estar amenazado por una sucesión de crisis nacionales que cambian periódicamente de escenario de EEUU a Europa y viceversa. Ahora la novedad es Irlanda y en cualquier momento reaparecen en la escena de la crisis, España, Portugal o Italia, pero el resultado electoral negativo para los demócratas en EEUU puede deparar novedades de recidiva de la crisis en la primera economía del mundo.

La realidad es que el desorden se manifiesta en la contradicción que surge de políticas nacionales aplicadas por los gobiernos para intentar erradicar los efectos de la crisis en su territorios, y es una crisis que tiene dimensiones sistémicas, integrales, que no admite paliativos parciales, locales, nacionales. En realidad, desafía a pensar en un nuevo orden económico y financiero mundial, que por lo resultados concretos de las deliberaciones del cónclave reunido en Corea del Sur, no da para expectativas esperanzadoras.

¿Países emergentes al poder mundial?

Algunos imaginan la emergencia de una nueva realidad del poder mundial por el surgimiento de nuevos actores económicos y políticos en la escena mundial, entre ellos los llamados BRIC. Hay razones para pensarlo, ya que China acredita un crecimiento acumulativo del orden del 10% por tres décadas y se posicionó como segunda potencia mundial, aún lejos del poder de EEUU, pero en expansión. La India también muestra un ritmo de crecimiento importante, aunque debe admitirse en ambos casos, China e India, que muestran esos niveles de expansión económica beneficiadas por el arribo de inversiones externas, principalmente de EEUU con lo cual, más allá de los avances en el ranking económico de las naciones, lo que importa es un proceso creciente de transnacionalización de la economía mundial.

Lo que queremos decir es que más que el peso de las naciones en la generación de riquezas, lo que importa es la movilidad del capital superando los límites fronterizos para realizar sus objetivos de obtención de ganancias para ampliar la dinámica de la acumulación y valorización de capitales, con lo cual se resuelve la dominación en el capitalismo, sea económica, política o cultural.

No se trata de un tema menor a la hora de considerar lo que ocurre en la Argentina, ya que más allá de la menguada credibilidad de los datos ofrecidos por el INDEC, lo cierto es que la extranjerización es creciente en la cúpula empresarial en el país. En un escenario de transnacionalización de la economía, lo que importa es observar lo que ocurre con la valorización de los capitales, mucho más que los datos macroeconómicos. La cuestión pasa por definir quiénes son los dueños de la economía, quiénes ocupan el lugar dominante en la estructura económica social de un país, por caso la Argentina. El país vuelve al crecimiento en 2010, pero debemos interrogarnos sobre quiénes se apropian de esa evolución, cuál es el destino del excedente que se genera en el capitalismo local, ya que una parte puede ser apropiado por el Estado y contribuir a financiar políticas sociales compensatorias, pero lo que define es la apropiación privada por parte del capital extranjero dominante en la estructura productiva y de servicios local.

La economía estadounidense o europea muestran señales de crisis, con un crecimiento muy importante de la desigualdad. En la región latinoamericana, según la CEPAL, los impactos macroeconómicos de la crisis mundial fueron menores que en los países capitalistas desarrollados, sin embargo existe un incremento absoluto de la desigualdad. Lo que pretendemos señalar es que más allá de la crisis, lo que crece en el mundo es la desigualdad. Por eso, sin perjuicio de la pérdida de dinamismo de las potencias hegemónicas del capitalismo mundial, EEUU, Europa o Japón, y de la nueva potencialidad emergente de Brasil, Rusia, India o la China, los países llamados BRIC, lo que debe considerarse es la movilidad transnacional del capital para asegurar y viabilizar el proceso de valorización del capital.

Importan la liberalización y la valorización transnacionales. En la reunión del G20 parecen confirmarse estas modificaciones en las cuotas nacionales de poder mundial, donde lo esencial continúa siendo la dinámica de los capitales por asegurar la liberalización de la economía, el libre movimiento de los capitales según mande el mercado mundial.

EEUU no pudo imponer regulaciones comerciales o monetarias para favorecer su situación y China aceptó vagos calendarios para adecuar su política nacional a las demandas de otros grandes actores de la economía mundial. ¿Es acaso un empate entre el viejo y el nuevo liderazgo? ¿O mejor debe interpretarse como parte de una negociación política que permite avanzar en los objetivos liberalizadores propuestos por las transnacionales?

Es un tema a considerar en la Argentina, insistimos, cuando más allá de los datos positivos de la macroeconomía lo que surge es la consolidación de la extranjerización de la estructura económica, en un cuadro de desigualdad social y un modelo productivo que destruye nuestros recursos naturales, los bienes comunes del país.


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Daniel Escobar
EES

viernes, 12 de noviembre de 2010

El G-20, incapaz de poner límites a la «guerra de divisas» y la comercial



Según recoge la declaración conjunta del encuentro, los países más industrializados y las potencias emergentes se han comprometido en la solución de ambos conflictos, pero no se han puesto de acuerdo en las medidas a tomar.

Los países más exportadores (China, Japón y Alemania) se oponen a poner límite al superávit comercial

Tal y como anticipaba el borrador adelantado por ABC, el comunicado final de la cumbre apuesta por avanzar «hacia tipos de cambios más determinados por el mercado» y propone «abstenerse de adoptar devaluaciones competitivas». En una referencia velada a Estados Unidos, muy criticado por mantener el dólar en mínimos históricos para favorecer sus exportaciones, el G-20 recomienda a las «economías avanzadas, incluyendo aquéllas con divisas de reserva, vigilar la excesiva volatilidad y los movimientos distorsionadores de los tipos de cambio» para «evitar los riesgos de los flujos de capital en algunos países emergentes».

La declaración final también persigue «desarrollar el conjunto de actuaciones que reduzcan los desequilibrios externos excesivos y mantengan los desequilibrios por cuenta corriente en niveles sostenibles». Como se intuía, tampoco en este aspecto ha habido acuerdo sobre cifras concretas y potencias exportadoras como China, Alemania y Japón han rechazado la propuesta de EE.UU. de limitar los superávits y déficits comerciales al 4% del Producto Interior Bruto (PIB) de cada país.
Ante la falta de consenso, el G-20 ha encomendado a sus ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales que desarrollen durante los próximos meses las líneas de trabajo para lograr tal fin. Tendrán de plazo hasta la próxima cumbre del G-20, que se celebrará en Francia en la primera mitad del año que viene.

Los expertos recuerdan que «no se trataba de una reunión de todo o nada»

«El objetivo del comunicado es enviar un mensaje muy claro a los mercados internacionales y a los especuladores de divisas, diciéndoles que hay consenso a la hora de tomar medidas conjuntas», explicó a ABC Gregory Chin, experto del Centro para la Innovación del Gobierno Internacional (CIGI), con sede en Canadá. A su juicio, la cumbre no ha sido un fracaso porque «no se trataba de una reunión a todo o nada, ya que habrá más encuentros y primero se ha llegado a un consenso que luego hay que desarrollar en detalle».
Según Zhang Yimin, profesor de Finanzas en la escuela de negocios CEIBS de Shanghái, esta cita de Seúl es «sólo un pequeño paso hacia la reconstrucción a largo plazo del comercio mundial porque, con o sin cifras concretas, el problema de los desequilibrios comerciales continuará durante mucho tiempo».

A pesar de sus diferencias, el G-20 se mostró unido a la hora de «resistirse al proteccionismo en todas sus formas» y propugnó seguir avanzando hacia la liberalización del comercio mundial fijada en la Ronda de Doha.

Sí se ha acordado elevar las exigencias de capital a los grandes bancos
Junto a la reforma del Fondo Monetario Internacional (FMI) pactada para dar más peso a los países emergentes, el G-20 acordó elevar las exigencias de capital para los grandes bancos internacionales, los llamados «demasiado grandes para caer». Tras la debacle de Lehman Brothers, que detonó el estallido de la crisis en septiembre de 2008, el objetivo es que las corporaciones financieras dispongan de fondos suficientes para no arrastrar al resto del sistema en caso de que tengan problemas de liquidez.

Las nuevas normas, más estrictas, entrarán en vigor en enero de 2013 y serán plenamente operativas en 2019. El próximo caballo de batalla en el G-20 será confeccionar la lista de bancos que deberán aumentar sus reservas de capital, ya que los americanos y europeos, como el BBVA y Santander, se verán más afectados que los asiáticos porque su presencia internacional es mayor. Pero, tras la «Batalla de Seúl», esa lucha se librará en próximas cumbres del G-20.

Fuente: ABC Economía
Daniel Escobar
EES

domingo, 7 de noviembre de 2010

Claves de la ofensiva internacional contra las pensiones y las condiciones de trabajo

Las actuales protestas y manifestaciones, no sólo en Francia sino en otros países, podrían indicar que se está llegando nuevamente a la convergencia de los años '20 entre las condiciones objetivas de un sistema agotado, que ha puesto en evidencia sus contradicciones insuperables, y el hecho de que se está profundizando en la gente la conciencia de la injusticia social inherente al sistema. Los biempensantes critican a los jóvenes porque participan en las protestas en Francia, pero éstos tienen buenas razones para inquietarse: con un mercado de trabajo restringido que genera desocupación, la propuesta gubernamental de retrasar la edad de la jubilación saturará más aún el mercado de trabajo e impedirá a buena parte de las nuevas generaciones obtener un primer empleo.

Memoria: vuelta a los años '20

La primera revolución industrial (el maquinismo que permitió el paso del trabajo artesanal a la manufactura) produjo dos resultados fundamentales: el surgimiento del proletariado industrial y un enorme aumento de la productividad del trabajo. Primero no hubo límites en las jornadas laborales: hombres, mujeres y niños trabajaban 16 o 18 horas diarias, no había descanso semanal ni vacaciones y menos aún jubilaciones.

Pero el nuevo proletariado comenzó a resistir y exigir mejores condiciones de trabajo. Este movimiento culminó en el decenio de 1920 cuando las luchas de los trabajadores, ayudadas por el temor de los capitalistas al ejemplo de la Revolución de Octubre en Rusia, lograron la jornada semanal de 48 horas. Esto respondió a la convergencia de dos factores: el aumento de la productividad, que permitía satisfacer las demandas del mercado con menos tiempo de trabajo, y la lucha de los trabajadores para mejorar sus condiciones de trabajo. Con el fordismo aumentó la intensidad del trabajo, como muestra agudamente Chaplin en Tiempos Modernos.

Desde entonces la jornada de trabajo se mantuvo estable, aunque disminuyó la jornada anual como resultado de las vacaciones más prolongadas y en algunos países disminuyó también la jornada semanal. A esto se unió que, con la revolución científico-técnica, la productividad del trabajo aumentó vertiginosamente, lo que, por otra parte, dio lugar al toyotismo o just in time. Por ejemplo, según las estadísticas oficiales del Institut national de la statistique et des études économiques (INSEE) una hora de trabajo asalariado en Francia era en 2004 23 veces más productiva que en 1975.

La lógica que se impuso en los '20 indica que, si para satisfacer la demanda del mercado consumidor (de "activos" y de "pasivos") hace falta menos tiempo de trabajo, corresponde disminuir éste: la jornada diaria, semanal y anual. Y también el tiempo total de la vida llamada activa, adelantando y no retrasando la edad de la jubilación. Porque, aunque los activos sean relativamente cada vez menos en proporción a los jubilados, la tarta a repartir crece más rápidamente. El argumento demográfico (la población envejece, aumenta la esperanza de vida) es entonces insostenible. La cuestión es cómo se reparte esa tarta.

Las élites político-económicas, con su cortejo de economistas, "politólogos" y otros "especialistas" presentan como inevitables políticas sociales injustas y económicamente irracionales. En realidad, no hacen otra cosa que defender encarnizadamente la tasa de ganancia (o tasa de explotación) de los patrones. El aspecto financiero es secundario o simplemente un pretexto. La raíz del problema es que el estado actual de desarrollo de las fuerzas productivas y el formidable incremento de la productividad del trabajo podrían permitir estar en el umbral de la sociedad que vislumbró Marx hace más de un siglo y medio: el ser humano liberado de la necesidad de buena parte de los trabajos físicos y del trabajo alienado, y disponiendo de más tiempo libre (durante su vida activa y jubilándose antes) para dedicarlo a su realización personal.

Pero la liberación del ser humano está en contradicción con la esencia misma del sistema capitalista, basado en la opresión y la explotación de los seres humanos. Por eso, cuando lo que habría que hacer en función del aumento de la productividad, sería disminuir el tiempo de trabajo (lo que permitiría crear nuevos empleos) y aumentar los salarios y las pensiones, los dueños del poder, con el pretexto de combatir la crisis y la desocupación y de "salvar" la Seguridad Social, congelan o disminuyen los salarios, aumentan la jornada de trabajo, introducen la "flexibilidad laboral", aumentan la edad de la jubilación y reducen las pensiones. Esta es la paradoja de la sociedad contemporánea, en la que, mientras una ínfima minoría mantiene confiscado el poder y acumula riquezas hasta la obscenidad (inclusive y aún más en tiempos de crisis) las necesidades mínimas de buena parte de la población mundial permanecen insatisfechas y les resultan inalcanzables sus legítimas aspiraciones materiales y espirituales.
TRABAJAR MÁS PARA VIVIR PEOR

Productividad

En los últimos años, pese a que ha aumentado la productividad, también ha aumentado la intensidad del trabajo con el "toyotismo" (o just in time: producción de lo necesario en función de la demanda de cada momento evitando la acumulación de stocks de mercancías) y con la flexibilidad laboral. Esta tendencia al aumento de la jornada de trabajo se acentúa a causa de la necesidad que tiene mucha gente de trabajar más tiempo a fin de ganar lo mínimo necesario para sobrevivir.

Privatización

El FMI aconseja la privatización para resolver los problemas financieros de la Seguridad Social. Pero esa privatización margina a los trabajadores con menores ingresos, es decir, a los más necesitados, a causa de que las cotizaciones son muy elevadas. Esto es más notorio en los países donde los salarios son de por sí bajos. Además, el porvenir de los sistemas privados es incierto y los trabajadores que pertenecen a ellos corren el riesgo de encontrarse en el futuro sin protección.

http://www.diagonalperiodico.net/Claves-de-la-ofensiva.html

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Daniel Escobar

viernes, 5 de noviembre de 2010

Esta crisis oculta la mayor estafa financiera de la historia



Tal como en el lejano oeste, donde las fachadas eran de cartón piedra para simular prosperidad e importancia, así son las fachadas ocultas tras el fraude de la crisis subprime en Estados Unidos. Una oleada de pruebas demuestran que los grandes bancos, aquellos demasiado grandes para caer, incurrieron en prácticas fraudulentas para la ejecución de las hipotecas, llegando incluso a cometer auténticos delitos.

Firmas falsas, documentos adulterados u omitidos, forman parte del trasfondo cada vez más oscuro de la actual crisis. Los grandes bancos contrataron a falsificadores para dar curso a los préstamos. De hecho hasta el presidente Obama ha sido objeto de robo de firma. Los bancos argumentan que esos son simplemente "vicios de procedimiento" que no afectan la calidad del sistema. Pero la realidad dice otra cosa.


Los fraudes de estas empresas implican una cadena de pasos claves. El primer requisito es que exista crecimiento económico. Cuando la economía crece genera confianza e introduce la idea de solvencia hasta en los pocos solventes. Esto lleva al Segundo paso: conceder préstamos a los nuevos solventes, pues su solvencia les permitirá solventar los altos intereses del sistema.

Ambos pasos generan una retroalimentación positiva (u entropía positiva) que impulsa tanto al prestamista como al deudor en la espiral de la confianza. El tercer paso es el uso de las influencias recíprocas: Tanto del prestamista como del deudor ponen todo sobre la mesa para sacar adelante un crédito por 300.000 o 400.000 euros. La operación permite buenas ganancias y genera una alta rentabilidad durante la fase de expansión de la burbuja, dados los pasos uno y dos.

Cabe hacer notar que la expansión de la burbuja responde al mismo fenómeno del esquema ponzi: a medida que entra nueva materia prima demandante de crédito, dispuesta a cubrir los costos del préstamo, el gran globo de la burbuja se mantiene a flote, como un gigantesco Zeppelín surcando los cielos. Pero basta un pequeño crack, un pinchazo que desinfle el globo (es decir, caída en la clientela), para que nuestro gran Zeppelín se vaya a pique y arrastre con todo a su paso.

Interesa dejar en claro que en todo esto hay una parte de premonición. Es decir, se sabía que la burbuja era insostenible y por ello los hábiles ejecutivos de la banca diseñaron las dos opciones clásicas que permitieron mantenían el sistema anclado a tierra firme más tiempo del permitido. Con la sola salvedad de que en este caso lograban comprometer a los gobiernos y ciudadanos.

El primer mecanismo fue la creación de los Derivados de Deuda Colateralizada (CDO), que consistió en hacer paquetes con un gran volumen de estos prestamos hipotecarios y sacarles el timbre de la triple A, es decir hacerlos pasar por deuda de la máxima calidad, pagadera en toda circunstancia. El segundo mecanismo, curiosamente, fue asegurar estos CDO a través de los Derivados de Incumplimiento Crediticio (CDS), por si algo eventualmente fallaba y ocasionaba cierto barullo. Ambas operaciones cerraron el círculo del ganar-ganar. Porque ganaban si todo salía bien, y también si todo salía mal, algo que hasta hace algunos meses parecía un chiste de mal gusto.

Como vemos, no sólo Bernie Madoff estuvo involucrado en el millonario fraude. También miles de banqueros cometieron fraudes que hoy son investigados.

Fuente: Blog Salmon

lunes, 1 de noviembre de 2010

Democracia participativa

La democracia participativa presupone la capacidad de la gente normal para unir sus limitados recursos, para formar y desarrollar ideas y programas, incluirlos en la agenda política y actuar en su apoyo. En ausencia de recursos y estructuras organizativas que hagan posible esta actividad, la democracia se limita a la opción de escoger entre varios candidatos que representan los intereses de uno u otro grupo que tiene una base de poder independiente, localizada por lo general en la economía privada.
Noam Chomsky. La quinta libertad

Irán interesada en ser socia de Bolivia para industrializar litio

TeleSUR _:
Bolivia e Irán firmaron un memorando de entendimiento en donde el país oriental expresa su interés en participar como socio en la industrialización de las inmensas reservas de litio del país andino, informó este viernes el presidente boliviano, Evo Morales.

"No es un contrato con Irán, sino un Memorándum de Entendimiento en que ese país expresa su interés en participar en la fase de industrialización hasta llegar a la producción de baterías de litio en Bolivia y no fuera", aclaró.

Morales enfatizó, durante una rueda de prensa ciudad central de Cochabamba, que la nueva política para el desarrollo del litio establece que las naciones y empresas que quieran participar en el proyecto serán bienvenidas, pero como socios.

Sería un "error histórico" si el Gobierno de Bolivia acepta que el país sea sólo exportador del mineral, como materia prima, sin llegar a la tercera fase de industrialización con el objetivo de alcanzar mayores niveles de ingresos, indicó.

Mencionó que la propuesta del Gobierno de Teherán, de trabajar en el Salar de Uyuni, departamento andino de Potosí, está en el marco de la nueva política de su país para industrializar el metal requerido por los mercados.

Irán colaboraría no sólo en la investigación y puesta en marcha del proyecto, sino en el trabajo de plantas nucleares de uso pacífico, para que el Estado suramericano cuente con energía suficiente para exportar y sustentar su desarrollo.

"Después de que una comisión técnica del litio desarrolló y descubrió la forma cómo lograr carbonato de litio, ahora es importante encontrar socios para industrializar el litio", recalcó el Presidente.

Acotó que no se trata de un problema de financiamiento, sino de transferencia de conocimiento y tecnología.

Recordó que Bolivia definió la inversión de 17 millones de dólares en la primera fase, que destinará a partir del próximo año y de más de 400 millones en la segunda etapa, hasta la producción de carbonato de litio.

El presidente boliviano insistió que el proyecto no es un asunto cerrado, al contrario, las propuestas de países que estén interesados serán bien recibidas.

Recientemente, Morales indicó que ningún país había manifestado su voluntad de hacer baterías de litio en Bolivia, que tiene la mayor reserva mundial de ese metal, pues solo pretendían extraer carbonato de litio para exportar.

"Tal vez no podamos competir en petroquímica con Irán, Qatar, Estados Unidos, Rusia, pero Bolivia puede ser conocida y respetada en la industria del litio", sostuvo.

También resaltó que durante su visita a la República Islámica, en donde se reunió con su par Mahmud Ahmadinejad, acordó desarrollar "la cooperación entre ambos países en el ámbito del uso pacífico de la energía nuclear".

"No estamos hablando de bombas atómicas", descartó Morales, y señaló que Bolivia tiene derecho, al igual que Argentina o Brasil, de tener una planta nuclear para producir energía.

teleSUR-Efe-Abi/yi - MM

sábado, 30 de octubre de 2010

La política de EE.UU. intensifica los conflictos monetarios y comerciales

WSWS/Global Research

Después de la polémica reunión del Fondo Monetario Internacional (FMI) que tuvo lugar el 9 y 10 de octubre en Washington, el descenso hacia una guerra monetaria y comercial global se ha acelerado, y EE.UU. juega el papel de instigador en jefe.

EE.UU. alienta deliberadamente una venta de dólares en los mercados monetarios internacionales a fin de hacer subir las tasas de cambio relativas de sus principales rivales comerciales, aumentando así el precio efectivo de sus exportaciones a EE.UU. mientras rebaja los precios de exportaciones estadounidenses a sus mercados.

Aunque es responsable en gran parte del creciente desorden financiero, Washington acusa a China, en particular, de poner en peligro la recuperación económica global al negarse a aumentar con más rapidez la tasa de cambio de su moneda, el renminbi (también conocido como yuan). Al actuar para reducir el valor del dólar, el gobierno de EE.UU. y la Junta de la Reserva Federal presionan cada vez más a los chinos para que revalúen, ignorando las advertencias de Pekín de que un aumento rápido de su moneda dañará sus industrias de exportación, provocando despidos masivos e intranquilidad social.

La política proteccionista del dólar barato tiene también una importante función política interior. Apunta a desviar hacia China y los "extranjeros" en general la creciente cólera pública por la negativa de proveer puestos de trabajo o una ayuda seria a los desocupados del gobierno de Obama y del Congreso. Uno de sus partidarios más entusiastas es la burocracia sindical.

El informe del Departamento de Comercio de EE.UU. del jueves de que el déficit comercial de EE.UU. se amplió en casi un 9% en agosto, sobre todo debido a un déficit récord de 28.000 millones de dólares con China, será utilizado para justificar más presión de guerra comercial contra China.

La política de EE.UU. y el crecimiento de las tensiones internacionales se pusieron en evidencia en la reunión del FMI en Washington. El secretario del Tesoro de EE.UU., Timothy Geithner, declaró que la moneda china estaba subvalorada y exigió que el FMI adopte una línea más dura contra países con superávit, como China, que no revalúan sus divisas, para que acepten una reducción de sus exportaciones.

El gobernador del banco central de China, Zhou Xiaochuan, adujo que las expectativas de que la Reserva Federal de EE.UU. lanzará aún más dólares a los mercados a través del 'relajamiento cuantitativo' [quantitative easing] complican los desequilibrios e inundan las economías emergentes con la afluencia desestabilizadora de capitales.

Ante el desacuerdo de los representantes de la primera y segunda economías del mundo por su tamaño, el FMI no logró ningún acuerdo sobre la crisis monetaria. Aliados de Washington como Alemania y Japón indicaron su apoyo para una revaluación del renminbi, pero se negaron rotundamente a alinearse tras una ofensiva diplomática contra Pekín dirigida por EE.UU.

Esto, de hecho, postergó la confrontación entre EE.UU. y China hasta la próxima cumbre del G20 de las principales economías, que tendrá lugar el 11 y 12 de noviembre en Seúl, Corea del Sur.

En la semana siguiente tuvo lugar una escalada de la política de dólar barato de Washington, cuando la Junta de la Reserva Federal dio más indicaciones de que se propone reanudar el equivalente electrónico de la impresión de cientos de miles de millones de dólares, el llamado 'relajamiento cuantitativo', posiblemente en su próxima reunión de determinación política el 2 y 3 de noviembre. Aunque lo hace en nombre del estímulo de la creación de puestos de trabajo, el principal efecto de una renovación de las compras por la Reserva Federal de valores del Tesoro de EE.UU. será el aumento del suministro de crédito virtualmente gratuito a los principales bancos y corporaciones de EE.UU. y alimentará un mayor aumento de los beneficios bursátiles y corporativos.

Desde agosto, cuando la Reserva Federal tomó los primeros pasos hacia una reanudación a gran escala de las compras de deuda, el índice bursátil Dow Jones ha subido más de un 10% a pesar de continuas reducciones en las nóminas estadounidenses.

El viernes, en un discurso muy esperado en el Banco de la Reserva Federal de Boston, el presidente de la Reserva, Ben Bernanke, dio a entender que está de acuerdo con una reanudación anticipada del relajamiento cuantitativo. Hablando del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC), que determina la política de la Reserva Federal, dijo: "Considerando los objetivos del Comité, parece –si no ocurre ningún imprevisto– que se justifica que se tome una acción adicional".

Bernanke tomó el paso, extremadamente inusual, de declarar que el actual índice de inflación es demasiado bajo y dejó en claro que la futura política de la Reserva Federal será aumentar la tasa de inflación a cerca de un 2% mediante estímulos monetarios. "Por lo tanto, en efecto," dijo, "la inflación se mueve a niveles que son demasiado bajos en relación con los que el Comité considera como más consistentes con el doble mandato a largo plazo de la Reserva Federal [mantener la estabilidad de los precios y limitar el desempleo]." [Énfasis de Bernanke],

El llamado a una política monetaria inflacionaria no es impulsado, como Bernanke quisiera que crea el público, por un deseo de reducir significativamente la tasa de desempleo. La Reserva Federal no declararía que la inflación es demasiado baja a menos que confiara en que la continuación del alto desempleo permitirá que el gran capital continúe en su esfuerzo por reducir los salarios e impedirá una recuperación de los salarios.

Al pronunciar su discurso, Bernanke era muy consciente de que hablar simplemente de relajamiento cuantitativo y de una política de reflación provocaría una nueva venta de dólares estadounidenses. En este caso, la nueva caída del dólar, que comenzó después de la reunión del FMI, se aceleró el viernes.

Sobre una base ponderada de comercio, el dólar cayó 0,7% a un nuevo punto bajo para el año después del discurso de Bernanke, y el dólar australiano alcanzó la paridad por primera vez desde que entró en flotación libre en 1983. El dólar estadounidense también cayó a su paridad con el dólar canadiense.

Además, el dólar bajó a un nuevo punto bajo frente al franco suizo. Virtualmente todas las divisas asiáticas aumentaron frente al dólar, el oro llegó a un nuevo récord, y otras materias primas como la plata, el cobre y el trigo mantuvieron su espiral ascendiente.

El dólar está ahora en su nivel más bajo en los últimos 15 años contra el yen y a su nivel más bajo en nueve meses contra el euro.

El Wall Street Journal on Saturday publicó un mordaz editorial en el que resumió sin ambages las implicaciones para la guerra monetaria y comercial del discurso de Bernanke. Comenzó diciendo: "En medio de la derrota del dólar en los años setenta, el secretario del Tesoro, John Connally, hizo la famosa declaración a un grupo de inquietos europeos de que el dólar 'es nuestra moneda, pero vuestro problema'. Si se lee entre líneas, es más o menos lo que el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, dijo ayer al justificar el ulterior relajamiento monetario de la Fed."

El editorial siguió diciendo: "En un discurso de casi 4.000 palabras, el jefe de la Reserva Federal no mencionó ni una sola vez el valor del dólar. Nunca mencionó tipos de cambio, a pesar de la confusión en los mercados monetarios del mundo al caer el dólar en anticipación de más relajamiento de la Fed… El mensaje del presidente es que la Fed está totalmente concentrada en la economía interior de EE.UU. y que imprimirá tantos dólares como sean necesarios para reactivarla. El resto del mundo se las tiene que arreglar por su propia cuenta y puede ajustar sus políticas como diferentes países lo consideren conveniente. Si otras monedas se disparan respecto al dólar, es el problema de algún otro."

En la misma semana, el columnista del Financial Times, Martin Wolf publicó un artículo en el que también subrayó la esencia unilateralista y nacionalista de la política de EE.UU. "En resumen", escribió Wolf, "los responsables políticos de EE.UU. harán todo lo que sea necesario para evitar la deflación. Por cierto, la Reserva Federal seguirá adelante hasta que EE.UU. haya sido satisfactoriamente reactivado. Lo que ese esfuerzo signifique para el resto del mundo no es su problema…

"En lugar de cooperación en el ajuste de los tipos de cambio y las cuentas externas, EE.UU. quiere imponer su voluntad, mediante la imprenta… En el peor momento de la crisis, los dirigentes se mantuvieron unidos. Ahora la Reserva Federal quiere colgarlos separadamente."

El Financial Times on Friday presentó una cierta indicación de creciente enojo dentro de Europa por la política monetaria de EE.UU., y citó a un "importante responsable político europeo" que calificó la política de la Reserva Federal de "irresponsable". El artículo citó al ministro ruso de finanzas, Alexei Kudrin, quien dijo que un motivo para la inquietud por la tasa de cambio "es la política monetaria estimulante de algunos países desarrollados, sobre todo EE.UU., que tratan de resolver de esta manera sus problemas estructurales."

Después del discurso de Bernanke del viernes, el gobierno de Obama anunció dos nuevos pasos en su confrontación con China. El Departamento del Tesoro retardó la publicación de su evaluación semestral de las políticas monetarias de las principales contrapartes comerciales de EE.UU., diciendo que retendrá la declaración hasta después de la cumbre del G20 del próximo mes en Seúl.

El gobierno está bajo presión de destacados legisladores demócratas, respaldados por los sindicatos, para que declare en la evaluación monetaria que China es un manipulador de divisas, una acción que podría conducir a aranceles y tributos de represalia contra importaciones chinas. Sin embargo, el gobierno se ha opuesto a una acción tan abiertamente hostil que, además, se adelantaría a discusiones del G20 sobre el tema monetario. Prefiere formar una coalición de Estados europeos y asiáticos contra China.

Al mismo tiempo, sin embargo, en gran parte para calmar a halcones proteccionistas del Partido Demócrata, el representante comercial de EE.UU. anunció que lanzará una investigación de una demanda presentada por los Trabajadores Siderúrgicos Unidos en la que acusan a China de subsidios injustos e ilegales a su industria de energía verde.

Impacto global de la política monetaria de EE.UU.

La política de dólar barato de Washington aumenta la presión sobre los principales países con superávit –China, Alemania y Japón– así como sobre las economías emergentes de Asia y Latinoamérica para que reaccionen devaluando sus propias monedas a fin de compensar la ventaja comercial de rivales con divisas en caída, ante todo EE.UU.

Es el panorama clásico de devaluaciones competitivas y de políticas de "empobrece a tu vecino" que caracterizaron la Gran Depresión de los años treinta y produjeron una fractura del mercado mundial en bloques comerciales y monetarios hostiles, que terminaron por llevar a la Segunda Guerra Mundial.

Todas las principales potencias y naciones de ascenso económico renunciaron solemnemente a este modo de actuar en reuniones internacionales después del estallido de la crisis financiera en septiembre de 2008. Ha tardado menos de dos años para que esta tan alabada coordinación global se derrumbara en amenazas mutuas y una guerra económica abierta.

Alemania y Japón, aunque más que felices de obligar a China a elevar su tasa de cambio y dispuestos a disparar algunos tiros de advertencia a China con ese fin, se muestran renuentes a alistarse en la cruzada antichina de Washington, ya que saben que también constituyen un objetivo de la campaña del dólar barato de EE.UU.

El mes pasado, Japón, cuya divisa ha subido más de un 10% contra el dólar durante el año pasado, reaccionó con una venta masiva y unilateral de yen, y este mes el banco central japonés anunció otra reducción de su tasa de interés base y su propio programa de relajamiento cuantitativo, mediante compras del banco central de 60.000 millones de dólares en bonos del gobierno japonés.

Economías emergentes como Corea del Sur, Tailandia, Taiwán y Brasil se tambalean por la presión ascendiente sobre sus tipos de cambio alimentada por olas de dólares especulativos que buscan un beneficio más elevado mediante la compra de bonos gubernamentales y corporativos de esos países de crecimiento acelerado.

El Instituto de Finanzas Internacionales, que cabildea para bancos importantes, estima que 82.500 millones de dólares fluirán a los países en desarrollo este año, un 42% más que en 2009. Se espera que sólo las inversiones en la deuda de economías emergentes se tripliquen, a 272.000 millones de dólares.

El mes pasado, el ministro de finanzas brasileño advirtió contra el estallido de una guerra monetaria global y durante este mes el gobierno anunció la duplicación de un impuesto sobre compras extranjeras de bonos brasileños en un intento de detener el ingreso acelerado de capital y el aumento relativo de la moneda nacional, el real.

Tailandia adoptó pasos similares la semana pasada, anunciando un impuesto de retención de un 15% sobre los pagos de intereses y ganancias de capital obtenidos por inversionistas extranjeros en bonos tailandeses, en un intento de detener la apreciación del baht, que ya ha subido un 10% contra el dólar durante este año.

El estallido de una guerra monetaria y comercial es impulsado por la desaceleración general en el crecimiento económico a niveles anémicos que imposibilitan toda recuperación auténtica de la caída más profunda desde los años treinta. Enfrentadas a una caída de la demanda interna o mercados extranjeros estancados, o (como en el caso de EE.UU.) una combinación de ambos factores, las principales economías tratan todas de aumentar sus ventas en el extranjero. A medida que palidecen las perspectivas para que la economía vuelva a crecer a niveles anteriores a la recesión, colapsa el sistema de relaciones monetarias y comerciales multilaterales que data de los acuerdos hechos al terminar la Segunda Guerra Mundial. Lo mismo sucede con las probabilidades de una genuina coordinación multilateral.

En última instancia, la coordinación global de la política económica entre las principales potencias en el período de posguerra estaba basada en la supremacía económica de EE.UU., representada por la posición privilegiada del dólar estadounidense como la moneda mundial de comercio y reserva. Ésta se ha roto irreparablemente, con la disminución palpable de la posición económica mundial de EE.UU.

El resultado es una lucha de todos contra todos, combinada con un ataque general en cada país contra la clase trabajadora, que es forzada a pagar –en la forma de reducciones de salarios y medidas de austeridad– por el colapso del orden económico capitalista global.

© Copyright Barry Grey , World Socialist Web Site, 2010

Fuente: http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=21529