Los  aumentos en los precios del petróleo se han convertido en una verdadera  pesadilla para la mayoría de los pueblos del mundo y en especial del  llamado Tercer Mundo que no cuentan con suficiente financiamiento para  enfrentarlos.  
Monopolios petroleros y las llamadas bolsas de  valores internacionales dominan con especulaciones el precio del crudo y  para esto se basan en introducir el miedo ante cualquier situación que  las aliente.  
El más grave o el más intrascendente motivo puede  provocar subida en los precios, por ejemplo: invasión y ocupación de  Irak por Estados Unidos; sabotajes a instalaciones petroleras en Kenia;  ataque contra una planta química en Arabia Saudita; dificultades en los  yacimientos de Noruega; amenazas de guerra norteamericana contra Irán;  huracanes en México; poca producción de las naciones de la OPEP; pérdida  de valor del dólar; tensiones en Venezuela; mayores consumos de China e  India; inestabilidad política en Pakistán; manifestaciones sociales en  Egipto, Yemen, Jordania, Arabia Saudita; ataques norteamericano-europeo  contra Libia, etc.  
Con los bombardeos occidentales contra las  poblaciones civiles libias, el precio del barril (159 litros) ha llegado  a 117 dólares, el más alto desde mayo de 2008 cuando llegó a 127 dpb,  ayudado mayormente por la especulación de las compañías  comercializadoras e intermediarias que incrementan los temores  relacionados al abastecimiento así como con la depreciación del dólar  (moneda en que comercia la mayoría de los exportadores).  
Existen  factores que empujan al incremento en los precios del crudo como son el  aumento del consumo mundial pues en 1990 era de 66,2 millones de  barriles diarios y para 2010 se cifraba en casi 85 millones de barriles.   
Estados Unidos marcha a la cabeza de este gasto con el 25 % de  la producción mundial, equivalente a 22 millones de barriles diarios,  mientras solo produce el 12 % de la producción del orbe (alrededor de 9  millones). En este país se quema uno de cada dos litros de gasolina que  se gastan en el planeta.  
China también ha elevado sus consumos  de crudo al pasar de 2,4 millones de barriles diarios en 1990 a cerca de  8 millones en 2010.  
Otro problema es la producción de petróleo  la cual se encuentra limitada y sobre todo concentrada en un pequeño  grupo de países, principalmente en Medio Oriente y África con cerca de  un tercio del total y donde se halla el 60 % de las reservas  petrolíferas.  
Especialistas calculan que las reservas mundiales  de crudo se cifran en 1,1 billones de barriles de crudo lo cual indica  que si se mantiene la producción actual, esas reservas desaparecerán en  la primera década de 2040.  
Si en África, durante los últimos  años, Estados Unidos y empresas transnacionales europeas han ido tomando  posiciones en el control de los yacimientos petrolíferos, en Medio  Oriente ha sido mediante las guerras lanzadas contra Irak y Libia,  mientras penden serías amenazas belicistas contra Irán, Argelia y Siria.   
La proyección es adueñarse del control total de esas fuentes  pues ya cuentan con el beneplácito de las diferentes monarquías  existentes en la región con abundantes reservas como Arabia Saudita,  Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Qatar, Kuwait, Omán.  
LOS PRECIOS Y LA ESPECULACIÓN MERCANTIL  
Datos  fidedignos confirman que la producción actual cubre perfectamente la  demanda y que la elevación de entre el 50 y 60 % en los precios del  crudo se basa en la especulación que realizan las grandes compañías  petroleras y las bolsas internacionales del sistema de mercado  financiero, una de las grandes desventajas de la globalización  económica.  
Durante gran parte del siglo XX, la extracción,  refinación y distribución del combustible estuvo en manos de las  llamadas "Siete Hermanas" (Exxon, Mobil Oil, Royal Dutch Shell, British  Petroleum (BP), Gulf, Chevron, Texaco).  
Con el surgimiento de la  Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y su  radicalización en la década de 1970, las Siete Hermanas perdieron el 50 %  del control de la producción y transporte del crudo pero lograron  retener la refinación y venta final de gasolina y productos derivados.  
La  globalización y el neoliberalismo permitieron que a finales de la  década de 1990 y principios de 2000 esas compañías comenzaran a  fusionarles para convertirse en grandes monopolios.  
De esa  forma, Exxon y Mobil (1999) crean ExxonMobil (EEUU) (Símbolo bursátil:  XOM); Royal Dutch Shell (Holanda-Reino Unido) (Símbolo bursátil: RDS);  BP y Amoco (1998), conforman BP (Reino Unido) (Símbolo bursátil: BP);  Total y Petrofina (1999) y subsecuentemente, Elf Aquitaine (2000),  integran Total S.A. (France) (Símbolo bursátil: TOT); Chevron y Texaco  (2001) crean, Chevron Corporation (United States) (Símbolo bursátil:  CVX); Conoco Inc. y Phillips Petroleum Company (2002) se fusionan entre  1998 y 2002, e integran ConocoPhillips (United States) (Símbolo  bursátil: COP).  
También surgen compañías, con controles más o  menos estatales según el país como son: Saudi Aramco (Arabia Saudita);  JSC Gazprom (Rusia);   China National Petroleum Corporation-CNPC  (China); National Iranian Oil Company-NIOC (Irán); Petróleos de  Venezuela-PDVSA (Venezuela); Petróleo Brasileiro-Petrobras (Brasil);  Petroliam Nasional Berhad-Petronas (Malaysia); Petróleos Mexicanos–Pemex  (México) y otras con menor relevancia.  
Esos conglomerados de  compañías, tanto privadas como estatales, además de la OPEP, dirigen la  producción, refinación y distribución del petróleo y sus derivados, pero  en los últimos tiempos ha surgido un factor determinante en la  imposición de los precios, como las bolsas internacionales del crudo en  Nueva York y Londres.  
Por su importancia, las tres principales  bolsas de valores son el Nymex en Nueva York, el ICE Futures de Londres y  Dubai Mercantile Exchange (DME).  
La Nymex Nueva York cuenta con  el primer nivel de intercambio de futuros precios petroleros en el  mundo, la cual comenzó en 2006 en la Bolsa de Valores de esa ciudad  mediante Nymex Holdings y en 2008 fue comprada por Chicago Mercantile  Exchange (CME).  
Entre las mayores bolsas de negocio de futuros  energéticos aparece ICE Futures, que en 2001 la obtuvo Intercontinental  Exchange y que aparece registrada en la Bolsa de Nueva York bajo el  símbolo ICE.  
No por menos importante se encuentra después una de  más reciente creación, la Dubai Mercantile DME que controla los  contratos futuros de combustible y mercadería del Medio Oriente y que  tiene como accionistas principales a Tatweer, miembro del Dubai Holding,  el Oman Investment Fund (OIF), y el CME Chicago.  
Aproximadamente  un 25 % del patrimonio de Dubai DME pertenece a cada accionista. En  2008, la Dubai anunció una oferta adicional del 20 % de participación en  su patrimonio que inmediatamente la obtuvieron Goldman Sachs, Morgan  Stanley, Shell, Vitol, Concord Energy, Casa Trading y JP Morgan.   Todas  estas entidades financieras son también accionistas mayoritarios del  Nymex y el ICE, con lo cual se conforma un fuerte monopolio sobre los  precios petroleros.  
La pagina web Euronews comenta que desde los  bombardeos de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia contra Libia, el  barril de crudo ha ganado en el fixing (aseguradores) de Chicago un 25%,  a pesar de que el petróleo que no se bombea desde el país africano ya  ha sido repuesto por otros productores.  
Los agentes encarecen el  petróleo en previsión de una caída en el suministro. El precio se fija a  un horizonte futuro de tres meses. Para este operador, un riesgo  elevado, significa a cambio, un beneficio también elevado.  
Euronews  señala que uno de los especuladores declaró: "No me fijo en el barril  físico de petróleo, más bien negocio su precio, fijándome en la ganancia  que puedo obtener."  
El impacto de este arbitraje futuro en el  mercado se traduce en una aceleración en el precio de todos los  derivados: gasolinas, fuel para calefacción, etc.  
Cerca de dos  terceras partes del petróleo que se negocia a diario es comprado y  vendido no por empresas de hidrocarburos, sino por inversores y grandes  institucionales que incluyen bancos y fondos de pensiones.  
La especulación conecta oferta y demanda, pero su exceso está causando una perniciosa fiebre en los precios, indica Euronews.  
Las  tres grandes bolsas internacionales y sus plataformas, se ñ aladas con  anterioridad, controlan los precios de referencia del oro negro,  mediante contratos a futuros basados en los dos principales mecanismos  petroleros de referencia, es decir, el Brent del Mar del Norte y el West  texas Intermediate (WTI).  
El primero es un petróleo ligero,  aunque no tanto como el West Texas Intermediate. El Brent es ideal para  la producción de gasolina. La producción petrolífera de Europa, África y  Medio Oriente, tiende a venderse al precio del barril de crudo Brent, o  sea, fija un precio en dólares recomendado o estándar para un 65 % de  las diferentes variedades de crudo mundial, las cuales lo toman como  referente.  
El Brent se usa en los contratos de futuros a  corto y a largo plazo para encontrar un nivel de valoración al petróleo  crudo que se produce en el mercado del petróleo global cada día. Ya para  noviembre de 2011 se ha fijado en 114 dólares por barril  
El West Texas es una canasta de referencia del petróleo crudo estadounidense.  
De  esta forma, en la actualidad las grandes firmas bancarias y de  inversión como Goldman Sachs, JP Morgan, Shell, Morgan Stanley, Concord  Energy y otras, con amplio poder y control de cómo se comportará el  mercado petrolero en el futuro (por dificultades, desabastecimiento,  guerras o propaganda difamatoria) imponen precios de futuro muy por  encima del precio presente (spot).  
Algunos analistas coinciden  en sostener que en nuestros días, los precios del crudo han dejado de  ser una potestad de la OPEP o las grandes compañías privadas y estatales  para pasar a ser un feudo de las bolsas internacionales representadas  en Wall Street y Londres.  
Indican que se ha puesto de moda la  filosofía "Buy the rumor, sell de fact (Compra el rumor, vende el  hecho), para negociar contratos a futuros con lo cual se genera una gran  inestabilidad en los mercados y se crean burbujas sumamente peligrosas  para la economía internacional.  
Resulta de estas transacciones  una millonaria ganancia especulativas para las compañías con acceso a  esas fuentes que pueden comprar barato para después vender más caro,  mientras la mayor carga afectará a la mayoritaria población mundial, al  aumentar los precios de todos los productos, servicios y manufacturas  que cada vez les son más difíciles de conseguir para su sobrevivencia.  
Fuente: Rebelion   
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Daniel Escobar
EES